miércoles, 14 de agosto de 2013

Participación activa de los padres

Participación activa de los padres


Los padres que participan activamente en la escuela tienen adolescentes más sanos

Un padre con sus hijos¿Qué ayuda a los jóvenes a elegir estilos de vida saludables, a rechazar las drogas y el alcohol así como otros comportamientos riesgosos, y a tener éxito en la escuela?  Las respuestas no son sencillas y muchos factores están en juego, incluida la crianza eficaz, condiciones de vida estables y saludables, así como características personales (p. ej., autoestima alta y temperamento positivo y fuerte). Los profesionales de la educación y la salud pública tienen un gran interés en evaluar este tipo de factores —a menudo llamados factores de protección— para conocer qué características o situaciones tienen más probabilidades de ayudar a los adolescentes a tomar decisiones más seguras y saludables.
La participación activa de los padres en las escuelas, uno de los factores de protección prometedores, se define como los padres y el personal de la escuela que trabajan juntos para apoyar y mejorar el aprendizaje, el desarrollo y la salud de los niños y adolescentes.1,2

¿Qué dicen las investigaciones?

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de la Comunidad ha encontrado suficiente evidencia para recomendar intervenciones que mejoren las destrezas para la crianza como una manera eficaz de modificar el riesgo de los adolescentes y las conductas de protección3. Una de esas destrezas es la participación activa de los padres en las vidas de sus hijos.
Una creciente cantidad de investigaciones muestra que los adolescentes se involucran en menos conductas riesgosas para la salud y tienen mejores resultados académicos cuando sus padres participan activamente en sus vidas. La participación activa de los padres en las escuelas puede promover conductas positivas para la salud entre los niños y adolescentes. Los estudiantes que tienen padres que participan activamente en sus vidas escolares tienen menos probabilidades de fumar cigarrillos4, beber alcohol5, embarazarse6, ser sexualmente activos7, y sentirse emocionalmente afligidos 6. Además, las intervenciones de salud que incluyen como componente la participación activa de los padres han demostrado que aumentan las conductas positivas para la salud, tales como la actividad física de los niños en la escuela8.
Las investigaciones también muestran un fuerte vínculo entre la participación activa de los padres y los resultados educacionales, incluida la asistencia escolar9, y calificaciones y resultados de pruebas más altos10. A su vez, los estudiantes que les va bien académicamente tienen menos probabilidades de involucrarse en conductas riesgosas como fumar cigarrillos, portar armas, beber alcohol o tener relaciones sexuales11-12.

¿Qué pueden hacer las escuelas y las familias para fomentar la participación activa de los padres en la salud escolar?

Los investigadores de los CDC han elaborado el documento El compromiso de los padres: Estrategias para que los padres participen activamente en la salud escolar Archivo PDF (en inglés), que identifica las siguientes estrategias basadas en evidencia para que los maestros, administradores, personal escolar y padres las usen con el fin de aumentar la participación de estos últimos en la salud escolar:
  • Apoyar una conexión positiva con los padres.
    • Asegurarse de que la escuela o el distrito escolar tenga una visión clara para la participación activa de los padres que incluya su colaboración en actividades de salud escolar.
    • Asegurarse de que el personal de la escuela tenga la capacidad de relacionarse con los padres y de apoyar su participación.
    • Considerar pedirles a los consejos del distrito y de salud escolar que obtengan la opinión de los padres acerca de cómo les gustaría participar en las actividades, servicios y programas de salud escolar.
    • Tener un programa bien planeado para la participación activa de los padres en la escuela.
  • Apoyar una variedad de oportunidades para hacer que los padres participen activamente en las actividades de salud de la escuela13.
    • Proveer apoyo a la crianza: aumentar el conocimiento de los padres, su liderazgo y sus habilidades para tomar decisiones con el objeto de apoyar el desarrollo de actitudes y conductas de salud positivas entre los estudiantes, y ayudar a construir ambientes saludables en el hogar y en la escuela.
    • Comunicarse con los padres: establecer canales de comunicación claros entre los padres y el personal de la escuela.
    • Proveer una variedad de oportunidades de voluntariado: fomentar la participación activa de los padres como voluntarios para enriquecer las clases sobre temas de salud y de educación física, mejorar la prestación de servicios de salud, y ayudar a crear un ambiente seguro y saludable para los estudiantes.
    • Apoyar el aprendizaje en el hogar: fomentar la participación activa de los padres y estudiantes en actividades educativas de salud en la casa.
    • Instar a los padres a ser parte del planeamiento y la toma de decisiones en las escuelas: incluir a los padres como participantes al hacer planes para eventos especiales relacionados con la salud, al tomar decisiones escolares, y al organizar actividades escolares y de apoyo a través de la Asociación de Padres y Profesores (PTA, por sus siglas en inglés) o la Organización de Padres y Profesores (PTO, por sus siglas en inglés), el consejo de salud de la escuela, equipos de acción escolar, y otros grupos y organizaciones del colegio.
    • Colaborar con la comunidad: coordinar información, recursos y servicios de organizaciones comunitarias, negocios, organizaciones culturales y cívicas, agencias de servicio social, organizaciones religiosas, clínicas de salud, institutos de enseñanza superior y universidades, y otros grupos comunitarios que puedan beneficiar a los estudiantes y las familias.
  • Apoyar el trabajo con los padres para mantener su participación activa en la salud escolar.
    • Designar a un equipo o comité que supervise la participación activa de los padres.
    • Identificar los obstáculos que impiden que los padres se conecten y participen en las actividades de salud escolar.
    • Trabajar con los padres para tener en cuenta esos obstáculos al realizar eventos y actividades escolares. 
Para ayudar a las escuelas a que pongan estas estrategias en marcha, el documento ofrece sugerencias de acciones específicas para cada estrategia.

 

Más información (en inglés)

Referencias
  1. Epstein JL. School, Family, and Community Partnerships: Preparing Educators and Improving Schools Second Edition. Boulder, CO: Westview Press; 2011.
  2. National Family, School, and Community Engagement Working Group: Recommendations for Federal Policy. Cambridge, MA: Harvard Family Research Project; 2009. Available at www.ncpie. org/docs/FSCEWkgGroupPolicyRecs.pdf.
  3. Burrus B, Leeks KD, Sipe TA, Dolina S, Soler R, Elder R, Barrios L, Greenspan A, Fishbein D, Lindegren ML, Achrekar A, Dittus P. Person-to-Person Interventions Targeted to Parents and Other Caregivers to Improve Adolescent Health : A Community Guide Systematic Review. American Journal of Preventive Medicine 2012: 42(3), 316–326.
  4. Storr CL, Ialongo NS, Kellam SG, Anthony JC. A randomized controlled trial of two primary school intervention strategies to prevent early onset tobacco smoking. Drug and Alcohol Dependence 2002;66:51–60.
  5. Perry CL, Williams CL, Veblen-Mortenson S, Toomey TL, Komro K, Anstine PS, et al. Project Northland: outcomes of a communitywide alcohol use prevention program during early adolescence. American Journal of Public Health 1996;86(7):956–965.
  6. Resnick MD, Bearman PS, Blum RW, et al. Protecting adolescents from harm. Findings from the National Longitudinal Study on Adolescent Health. JAMA 1997;278(10):823–832.
  7. Guilamo-Ramos V, Jaccard J, Dittus P, Bouris A, Bernardo G, Casillas E, and Banspach B. A Comparative Study of Interventions for Delaying The Initiation of Sexual Intercourse Among Latino And Black Youth. Perspectives on Sexual and Reproductive Health 2011; 43(4):247–254.
  8. Haerens L, De Bourdeaudhuij I, Maes L. School-based randomized controlled trial of a physical activity intervention among adolescents. Journal of Adolescent Health 2007;40(3):258–265.
  9. Epstein J, Sheldon S. Present and accounted for: improving student attendance through family and community involvement. The Journal of Educational Research 2002;95(5):308–318.
  10. Fan X, Chen M. Parental involvement and students' academic achievement: a meta-analysis. Educational Psychology Review 2001;13(1):1–22.
  11. Hawkins JD. Academic performance and school success: Sources and consequences. In: Weissberg RP, Gullotta TP, Hampton RL, Ryan BA, Adams GR, eds. Healthy Children 2010: Enhancing Children's Wellness. Vol 8. Issues in Children's and Families' Lives. Thousand Oaks, CA: Sage; 1997.
  12. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Fact sheet: Health risk behaviors and academic achievement; 2010. Available at www.cdc.gov/HealthyYouth/health_and_academics/pdf/health_risk_behaviors.pdf Archivo PDF.
  13. Epstein JL. School, Family, and Community Partnerships: Your Handbook for Action. 3rd edition. Thousand Oaks, CA: Corwin Press; 2009.
  14.  http://www.cdc.gov/Spanish/especialesCDC/ParticipacionPadres/

martes, 6 de agosto de 2013

Las escuelas desempeñan un papel clave en la prevención del VIH y las ETS

Las escuelas desempeñan un papel clave en la prevención del VIH y las ETS

¿Por qué son importantes las escuelas?

De la misma manera que las escuelas son un entorno fundamental en la preparación académica de los estudiantes, también contribuyen de manera vital en ayudar a los jóvenes a responsabilizarse por su propia salud. Los programas de salud en la escuela pueden ayudar a los estudiantes a adoptar actitudes y comportamientos que benefician su salud y bienestar general, e incluso comportamientos que pueden reducir el riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).
En los Estados Unidos, las escuelas tienen contacto directo con más de 50 millones de estudiantes, al menos 6 horas diarias, durante 13 años fundamentales de su desarrollo social, físico e intelectual. Después del hogar de la familia, las escuelas son los lugares más importantes a cargo del desarrollo de los jóvenes. Esto brinda a las escuelas la oportunidad de desempeñar un papel importante en la prevención del VIH y de las ETS.

¿Qué pueden hacer las escuelas para apoyar la prevención del VIH y las ETS?

Foto: Niño y niña adolescentes.Los estudios muestran que los programas de prevención del VIH y las ETS bien diseñados y bien implementados pueden reducir de manera significativa los comportamientos sexuales de riesgo entre los jóvenes. Al analizar 48 programas integrales de educación sexual y sobre el VIH y las ETS que formaban parte del plan de estudios se encontró que cerca de dos tercios de los programas de prevención del VIH y las ETS analizados tuvieron un impacto significativo en la reducción de los comportamientos sexuales de riesgo,1-2 incluidos:
  • mayor espera antes de tener la primera relación sexual,
  • una disminución en la cantidad de parejas sexuales, y
  • un aumento en el uso de condones o anticonceptivos.
Ninguno de los programas aumentó las probabilidades de tener relaciones sexuales.1-2
Las escuelas también pueden ofrecer programas que enseñen a los jóvenes a solucionar problemas, a comunicarse con los demás y a planificar el futuro. La evidencia indica que se puede asociar estos tipos de programas para el desarrollo de los valores de la juventud con una reducción de comportamientos sexuales de riesgo a más largo plazo.3

¿Qué pueden hacer las escuelas para respaldar la realización de pruebas de detección del VIH y las ETS?

Hacer que las pruebas de detección* del VIH formen parte de la atención médica de rutina de los adolescentes y adultos entre 13 y 64 años es una estrategia importante que recomiendan los CDC a fin de reducir la propagación del VIH.4 Las pruebas de detección del VIH son además una parte integral de la Estrategia Nacional contra el VIH/SIDA para prevenir la propagación del VIH y mejorar los resultados en la salud de aquellos que ya están infectados.5
Las agencias de educación a nivel local y estatal son colaboradores esenciales en este esfuerzo. Las escuelas pueden ayudar a respaldar la realización de pruebas de detección del VIH y las ETS de las siguientes maneras:
  • Enseñar a los estudiantes acerca del VIH y otras ETS.
  • Promover la comunicación entre los adolescentes y sus padres.
  • Enseñar a los estudiantes a encontrar lugares donde se hacen las pruebas de detección y se ofrece consejería sobre el VIH.
  • Proporcionar remisiones a los lugares donde se prestan los servicios de pruebas de detección, consejería y tratamiento.
  • Brindar pruebas de detección del VIH y las ETS en el mismo sitio.

División de Salud Escolar y de Adolescentes (DASH) de los CDC: Apoyo a los esfuerzos de prevención del VIH y de las ETS

Los comportamientos sexuales de riesgo colocan a los adolescentes en peligro de contraer la infección por el VIH y otras ETS:
  • En el año 2010, de las cerca de 47,500 nuevas infecciones por el VIH que hubo en los Estados Unidos, 12,200 fueron entre jóvenes de 13 a 24 años.6
  • Cerca de la mitad de las 19 millones de nuevas ETS que se registran cada año se producen en personas jóvenes entre 15 y 24 años.7
La DASH brinda financiación y otros tipos de asistencia que permiten a las agencias de educación a nivel local y estatal ofrecer programas de prevención del VIH que son científicamente sólidos y basados en la información más reciente sobre eficacia. Muchas de las estrategias que implementan las escuelas para prevenir la infección por el VIH pueden además ayudar a los jóvenes a evitar otras ETS y embarazos no planeados.
Las actividades financiadas por la DASH incluyen:
  • La implementación de planes de estudio sobre la prevención del VIH y las ETS que son precisos desde el punto de vista médico, consistentes con la evidencia de su eficacia y que enseñan habilidades fundamentales como por ejemplo, cómo acceder a información válida sobre el VIH y cómo desarrollar habilidades eficaces de rechazo y negociación.
  • Ayudar a las comunidades a recopilar y analizar datos sobre los comportamientos sexuales de riesgo de los jóvenes a fin de asegurar que los programas se basen en datos y respondan a las necesidades locales.
  • Ofrecer desarrollo profesional de vanguardia a fin de asegurar que los maestros tengan las habilidades y los conocimientos necesarios para enseñar eficazmente a los jóvenes cómo protegerse de las infecciones por el VIH y las ETS.
  • Asegurar un entorno escolar seguro y de apoyo que aumente la participación de los estudiantes en la escuela, reduzca la discriminación, la intimidación, el aislamiento y la probabilidad de que los estudiantes tengan comportamientos de riesgo.
  • Respaldar la adopción y la implementación de políticas importantes respecto de los procedimientos para el control de infecciones y la confidencialidad de los estudiantes y los empleados infectados por el VIH.
  • Establecer enlaces a los servicios de salud comunitarios que proveen pruebas de detección, consejería y tratamiento del VIH y de otras ETS.

 

Más información

Referencias

  1. Kirby D. Emerging Answers 2007:Research Findings on Programs to Reduce Teen Pregnancy and Sexually Transmitted Diseases. Washington, DC: National Campaign to Prevent Teen Pregnancy;2007.
  2. Kirby D. The impact of abstinence and comprehensive sex and STD/HIV education programs on adolescent sexual behavior. Sexuality Research & Social Policy 2008;5(3):18–27.
  3. Gavin L, Catalano R, David-Ferdon C, Gloppen K, Markham C. A review of positive youth development programs that promote adolescent sexual and reproductive health. Journal of Adolescent Health 2010;46:S75–S91.
  4. CDC. Revised recommendations for HIV testing of adults, adolescents, and pregnant women in health-care settingsMMWR 2006;55(RR-14).
  5. National Association of State Boards of Education. Someone at School Has AIDS: A Complete Guide to Education Policies Concerning HIV Infection. 2nd ed. Alexandria, VA: National Association of State Boards of Education; 2001.
  6. CDC. Vital Signs: HIV infection, testing, and risk behaviors among youths – United States.MMWR 2012:61 (47);971–976.
  7. Centers for Disease Control and Prevention. STD Trends in the United States, 2010National Data for Chlamydia, Gonorrhea, and Syphilis, Atlanta: U.S. Department of Health and Human Services; 2011. Available from: http://www.cdc.gov/std/stats10/trends.htm. (summarized from: Centers for Disease Control and Prevention. Sexually Transmitted Disease Surveillance 2010. Atlanta: U.S. Department of Health and Human Services; 2011.)